En 2016 escribí un artículo titulado
Soria como espacio cinematográfico. En él afirmaba: “Desde la Diputación
Provincial y el Ayuntamiento de Soria, me consta que existe una apuesta
decidida por la cultura y la preservación del vasto patrimonio artístico e
histórico. Una clara muestra de ello es el Certamen de Cortos de esta
ciudad. Tengo la sensación de que es ahora cuando los sorianos comienzan a
creer en proyectos propios bien elaborados desde su tierra”.
Dos años después, compruebo que se
están materializando diversos proyectos para ensalzar los aspectos positivos
que caracterizan a los municipios sorianos. Uno de ellos es la designación de
Soria como Ciudad Europea del Deporte 2019, entendiendo la práctica de la actividad
física como un instrumento de salud, integración, educación y respeto. En los
últimos días también hemos sabido que UNICEF ha reconocido a Soria como Ciudad
Amiga de la Infancia, situando a las niñas y niños en el centro de sus
políticas públicas. Y todo ello, sin descuidar el aspecto cultural donde cada
vez adquiere mayor notoriedad el Festival de las Ánimas en homenaje al poeta
Gustavo Adolfo Bécquer. Estos tres casos constituyen un claro ejemplo de la
importancia de la colaboración entre la sociedad civil, organizada en
asociaciones y colectivos de profesionales, y los organismos públicos y
ayuntamientos.
Pero si hablamos de un proyecto
cultural consolidado y querido por los sorianos es el Certamen Internacional de
Cortos Ciudad de Soria. Un festival de cine, con carácter propio, que cumple veinte
años. Una cifra redonda que debería servir para otorgarle un mayor peso dentro
de las citas cinematográficas de Castilla y León. Porque detrás del festival
hay trabajo y esfuerzo realizado por un equipo de personas con mucha ilusión. Lo
sé porque conozco a varios de sus miembros pero también por el testimonio de
primera mano de los directores y directoras seleccionadas en otras ediciones.
Amigos y compañeros cineastas de todas partes de España que han sido premiados
en Soria y han regresado a sus casas encantados con la ciudad, sus gentes y su
gastronomía. Y esta debe ser la esencia de un festival. Servir de punto de
encuentro; de los ciudadanos con los creadores, del arte con la sociedad
constituyéndose como transmisor de cultura.
Artículo publicado en el Heraldo-Diario de Soria.
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