Antonio
Machado dijo el 1 de octubre de 1932: “Soria es una escuela admirable de
humanismo, de democracia y de dignidad. Y digo yo: ¿por qué no llevamos a todos
los políticos a Soria?
Quizá
ese humanismo existente en dicha ciudad a orillas del río Duero del que habla
el maestro Machado se contagie al quehacer político. Porque hoy nos hace falta
humanidad. Sobre todo en una actividad que se supone va dirigida a perseguir el
bien de la sociedad, la felicidad íntegra de la persona, del ser humano.
El
poeta también habla de democracia. Quizá si nos llevásemos a los políticos a
Soria entenderían el sentido de la democracia con mayúsculas. Un sistema
preocupado realmente por la vida social, política y económica de la persona. Y
en el que el ciudadano tenga voz y voto pero también pensamiento, manos y ojos
para hacer, contribuir y solucionar los posibles problemas que pudieran surgir
afectándole a él y a sus conciudadanos. Así se llegaría a la dignidad de la
persona y de cuanto le rodea, punto tercero de la enumeración que Antonio
Machado hace de la ciudad de Soria como escuela. Cuánta razón tiene. Para mí
Soria significa un remanso de paz, un recogimiento espiritual que invita a la
reflexión no exento de armonía y conexión con la naturaleza.
Quizá
nuestro sistema democrático se encuentre en el mismo estado que el olmo viejo y
podrido; ese al que el poeta sevillano dedicó un poema, convertido en un canto
a la esperanza.
No
sé…, ¿y si llevamos a nuestros políticos a Soria? Y que me perdonen los
sorianos y las sorianas.
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