viernes, 13 de diciembre de 2013

Pies


18-11-2013

Dos. Eran dos los que sostenían a aquella persona. El derecho y el izquierdo. Siempre caminaban juntos, uno al lado del otro. A veces iban a ritmo semejante pero, la mayor parte del tiempo, su movimiento era contrario al de su hermano. Aún así, su cercanía les hacía cómplices de su mismo destino. Estaban condenados a entenderse y, durante toda su vida,  comprendieron la importancia de la existencia del otro. Eran como uña y carne.

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