El tercer y último día fue el más frío de todos. Los
termómetros marcaban 9 grados bajo cero. Una mañana heladora que supimos
combatir con las ganas de sacar el proyecto adelante. Ya sólo nos quedaban dos
secuencias para finalizar el spot.
En algunos proyectos en los que he trabajado he tenido la
sensación, cuando te aproximas a su última etapa, de haber realizado las cosas
bien. Comienzas a vislumbrar la luz, el camino de por dónde quieres orientar
todo lo rodado con la seguridad de que se va a obtener un buen resultado. Digo
la sensación, porque no siempre el resultado ha sido satisfactorio. Este caso
es uno de ellos y todos esperamos que esta grata impresión que me acompaña
desde el principio lo haga hasta alcanzar el resultado final.
Domingo. 9:00 horas. Lo primero y más importante para
entrar en calor, un café. La secuencia se desarrollaba al aire libre, en una
fuente con el agua helada. En este caso, la responsable de hacer sentir al
espectador determinadas emociones fue la actriz novel, pero prometedora
no sólo en el ámbito de la Interpretación sino también de la
Medicina, Marisa Valdés. La acción, que consistía en lavarse la cara, nos
puso la carne de gallina a todo el equipo. Además, esta toma se repitió varias
veces y, gracias a su profesionalidad, logramos lo que se buscaba. Otra de las
secuencias nos trasladó hasta unas escaleras donde Marisa bajó con una alegría
y ligereza abrumadoras. En ese momento, todos pasamos frío excepto ella que no
paró de bajar escaleras a un ritmo considerable para luego volverlas a subir al
escuchar "¡volvemos a primera!".
Ya por la tarde tocaba el turno a Luis María Fernández de
Eribe, actor experimentado en el mundo de las Zarzuelas y de los spots
televisivos.
Esta vez, la acción transcurría en interiores. El salón de una casa que se transformó en plató de grabación. El operador de cámara, Javier Cano, junto al maquinista, Nacho Vázquez, montaron hábilmente el travelling (las vías y la plataforma sobre la que se encontraba la cámara). Se repitieron varias tomas debido a la dificultad del plano. Había que coordinar el movimiento de avance del travelling desde un plano general a un plano corto con la acción del actor.
Finalmente, con la insistencia del director de repetir el plano y el aguante de todo el equipo y su buen hacer, se consiguió un encuadre sutil y elegante.
Esta vez, la acción transcurría en interiores. El salón de una casa que se transformó en plató de grabación. El operador de cámara, Javier Cano, junto al maquinista, Nacho Vázquez, montaron hábilmente el travelling (las vías y la plataforma sobre la que se encontraba la cámara). Se repitieron varias tomas debido a la dificultad del plano. Había que coordinar el movimiento de avance del travelling desde un plano general a un plano corto con la acción del actor.
Finalmente, con la insistencia del director de repetir el plano y el aguante de todo el equipo y su buen hacer, se consiguió un encuadre sutil y elegante.
Toda la grabación salió bien. Finalizamos según la
planificación, a la hora prevista. Éste es el momento en el que sabes que ya no
hay más planos que rodar y tu cuerpo se relaja. Entonces, te das cuenta de lo
agotado que estás.
Quiero reconocer la importancia que tienen todos y cada
uno de los miembros del equipo, ya que sin ellos nada de lo que podrán
disfrutar los espectadores se hubiese podido realizar, claro está. En
este proyecto he tenido la suerte de conocer a personas nuevas, muy
trabajadoras, profesionales y muy entregadas; además de consolidar la amistad
de otras.
Lo verdaderamente gratificante de un proyecto de este estilo son los
momentos que se comparten con las personas: un abrazo porque haya salido todo
bien, una sonrisa, experiencias, horas de trabajo, etc. Por todo eso, merece la
pena. Gracias a todos, de verdad.
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