En uno de mis habituales
viajes a Barcelona, por trabajo, me encontré al periodista, humorista,
presentador y guionista de televisión Jordi Évole.
En realidad, fui a entrevistar
al también conocido economista José María Gay de Liébana por sus apariciones en
multitud de medios de comunicación y sus narraciones (tan esclarecedoras) de la
situación socioeconómica de nuestro país. Pero me dijeron que debía esperar
unos minutos porque le estaba entrevistando Jordi. Y así hice. Mientras
esperaba vi cómo realizaban ese capítulo del programa “Salvados”. Cuando
finalizaron tuve la ocasión de hablar con él. Una persona accesible, simpática
y un poquito más bajita que yo, pero matona. Jordi parecía un poco cansado
después de dos horas seguidas de pregunta-respuesta. También me dio la
sensación de analizarme de arriba abajo con esos ojos escondidos tras unas
gafas como las mías. Podría estar pensando dos cosas. Una, "¡qué tío más pesado!,
después de una entrevista en la que estoy destrozado me viene a hablar...
¡Déjame en paz!". O la segunda, "me encantaría
entrevistar a este chico, debe ser muy interesante… lo veo en sus ojos…".
Da igual, el caso es que nos
dejamos arrastrar hasta el objetivo de la cámara. Él con una sonrisa entre
pizpireta y socarrona. Yo, con la simpatía que me caracteriza (o eso creo).
Jordi Évole y Pedro Estepa
Menéndez
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