En primer lugar, hay que definir lo que es y significa el cine independiente, ya que según para quién este tipo de cine es una u otra cosa.
Para mí, cine independiente es aquel que cuenta con un
presupuesto bajo, que no espera una financiación de grandes productoras ni
subvenciones. Quizá, por este motivo, el autor es más libre en el planteamiento
y desarrollo de su historia. Puede jugar y probar con las herramientas que
tiene a su alcance, es decir, experimentar y llegar a una técnica más apropiada
para mostrar los sentimientos que quiere que su película destile; algo que no
se pueden permitir las grandes producciones destinadas a satisfacer las ganas
de ocio de los espectadores.
De la misma forma, esta producción se presta a la
libertad en todos los sentidos: formato, duración, técnica de grabación. Una
realidad que ha ayudado en los últimos años a la producción independiente es el
desarrollo de las nuevas herramientas y el perfeccionamiento del vídeo. Las
cámaras digitales, los sistemas de grabación de sonido y la iluminación, cada
vez más económicos y de mayor calidad, permiten a los profesionales, aprendices
y gentes interesadas en contar una historia realizar y producir su
película.
Por estos motivos, creo que hay tanto cine independiente
en España como autores existen. Muchos directores/directoras crean sus
historias e incluso llegan a producir su película (ya sea largometraje o
cortometraje) pero no encuentran salida a su creatividad. No existe o no se
fomenta la exhibición de este tipo de cine. Por lo tanto, en España existe cine
independiente pero, por el contrario, no hay un sistema de
distribución/exhibición mínimamente desarrollado.
El problema de esta situación va mucho más allá de los
sucesivos gobiernos, leyes y toma de decisiones; estos tres ejemplos son solo
las consecuencias de no haber tenido en cuenta un aspecto fundamental hace
décadas: la educación. La complicación se encuentra ahora al no haber formado a
las personas en el arte y la creatividad bajo unos valores estrictos de
tenacidad y esfuerzo. No nos han educado para reflexionar, para experimentar,
para generar. Nos han educado en lo práctico, en lo material, económico y útil;
en la rapidez estúpida de lo efímero y vacío de contenido. En definitiva, no
hay una cultura del arte reflexivo en España.
Por lo tanto, ¿quién va a invertir en arte o cine en
nuestro país? La nueva Ley del Mecenazgo, impulsada por el Gobierno de Mariano
Rajoy, será bien acogida siempre y cuando los mecenas/empresarios no destinen
solo el capital a grandes proyectos cinematográficos basados solamente en la
utilidad fugaz del ocio, sino en la gran oportunidad que se les presenta para
cambiar el rumbo de la cultura en nuestra sociedad. Todo esto dando por
descontado que los mecenas particulares crean en la importancia de la cultura
como valor de desarrollo de la persona y como bien económico que contribuye al
progreso de nuestra economía.
Por otra parte, la Memoria de la Federación de
Asociaciones de Productores Audiovisuales Españoles (FAPAE) 2010 recoge que la
facturación de la Producción Audiovisual Independiente de 2008 era de 2.278.000
de euros lo que supone un crecimiento anual del 9 por ciento con respecto al
año anterior. Estos datos muestran no solo la existencia de un cine
independiente en España sino el crecimiento de su producción año tras año. La
pregunta que surge es si todos los productores independientes de nuestro país
están representados en FAPAE.
Como he dicho anteriormente uno de los mayores problemas
es el de las ventanas de exhibición de este tipo de cine. Son casi inexistentes
los canales a través de los cuales los autores pueden hacer llegar sus obras a
los espectadores. Por este motivo, desde la Plataforma de Nuevos Realizadores
trabajamos, desde hace más de veinte años, por mantener y mejorar el Festival
de Cine de Madrid-PNR. Un festival que se caracteriza, precisamente, por apoyar
y fomentar el cine independiente. Un cine que utilice las nuevas tecnologías y
se apoye en ellas para transmitir las sensaciones que el autor desea. Un cine
que experimente en la forma de contar las historias y con los formatos.
Un cine independiente no significa un cine de menor calidad, simplemente una forma diferente de hacer cine. Apoyemos, por lo tanto, la diversidad y el arte de contar.
Un cine independiente no significa un cine de menor calidad, simplemente una forma diferente de hacer cine. Apoyemos, por lo tanto, la diversidad y el arte de contar.
Estoy muy de acuerdo con usted Sr. Estepa :)
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